Mateo Caballero

Entrevista

Mitologías Imaginarias

En el lente de

Mateo Caballero

Ficha técnica

Nombre: Mateo Caballero.

Lugar y Fecha de Nacimiento: La Paz, 27 de octubre de 1980.

Premios y estudios:

Escuela de Cine y Fotografía (EFTI), Madrid. Diploma en Cine Documental (UMSA).

Intro

Saltó de la música a la fotografía el año 2010 y desde ahí cultivó este nuevo arte, focalizándose en “los afectos, las manías y los rituales íntimos”. Y en esta ocasión, Mateo Caballero presenta en Lumen “Mitologías imaginarias”, la cual no define como una serie fotográfica, sino como una idea que se vuelve a escribir continuamente.

Entrevista

¿Qué te motivó a ingresar al mundo de la fotografía?

Antes de dedicarme a la fotografía, mi actividad principal era la música. Gracias a ella, durante varios años pude recorrer diferentes ciudades de nuestro país y del exterior. Entonces sentí la inquietud inicial por hacer fotos de los sitios que visitaba y de las experiencias que vivía durante las giras. Tuve la necesidad de aprender un nuevo lenguaje expresivo que me ayudara a canalizar mi curiosidad de aquellos años.

¿A qué fotógrafos admiras dentro y fuera de Bolivia?

Aprecio y admiro el trabajo de Lesly Moyano, de Wara Vargas, de Mitzy Pereira, solo por nombrar a algunas fotógrafas bolivianas. De fuera de Bolivia, Alexandre Sequeira, Graciela Iturbide, Sophie Calle y Joan Fontcuberta.

¿De qué se trata el trabajo fotográfico que realizas?

Tránsito entre la fotografía editorial, las artes visuales y la búsqueda de narrativa personal. Me interesa reflexionar en torno a la imagen y su poder como instrumento para fortalecer vínculos humanos.

¿Vives de la fotografía?¿Es rentable?

Vivo de mi trabajo relacionado con la fotografía y la imagen. No sólo haciendo fotos, sino en otras actividades vinculadas: como docente, como editor, realizando proyectos, dictando talleres, presentándome a concursos, etc.

¿Cuáles son los estilos que manejas y te gustan más?¿Porqué?

Hay una distinción muy clara entre mi trabajo comercial como fotógrafo y mi trabajo personal. En cuanto al primero, trabajo en el área editorial y publicitaria. Mi trabajo personal está más relacionado con indagaciones en torno a la imagen y la narración, la palabra y la imagen, la materia y la imagen. Es en este campo donde me siento más estimulado a experimentar y a reflexionar, y también a dialogar con otros artistas, no sólo creadores de imágenes.

¿Qué buscas transmitir con tus fotos o con tu trabajo en general?

Más que transmitir, me interesa indagar, y que la imagen sea una más de las herramientas de búsqueda. Me interesa establecer diálogos imaginarios con los espectadores de mi trabajo, generar preguntas, acercarme a la memoria personal de quien observa o interviene mis imágenes y mis objetos.

¿Qué te motivó a trabajar en esta serie que presentas para Lumen?

La idea del proyecto surgió en un viaje de investigación que realicé por el altiplano de La Paz junto a Natalia Peña, artista visual y pedagoga del arte. Los ancianos de una comunidad aymara nos contaron que, en caso de conflictos irreconciliables entre comunidades, los adultos, conscientes de no poder llegar a la solución, acordaban que sean los niños de las comunidades quienes tomaran las decisiones para solucionar los desacuerdos y restablecer el equilibrio entre los pueblos en conflicto, en el entendido de que los niños actúan sin motivaciones individuales, sino que piensan en el bien de la Comunidad. Los adultos debían acatar las sabias determinaciones de los niños. Fascinados por este relato, diseñamos y ejecutamos el proyecto Mitologías Imaginarias en el cual, utilizando el juego, el arte y la imagen como herramientas, exploramos la sabiduría de niños y niñas. Tomamos como punto de partida la creación de seres imaginarios que nos hablen desde sus propios sitios y desde sus propias reflexiones en torno a temas como tradición, identidad y vínculos con su entorno. La fotografía y la imagen en movimiento son nuestras herramientas para articular y conectar esos saberes. Inicialmente hemos trabajado en comunidades rurales de nuestro país, y también acercándonos a niñas y niños de la ciudad de La Paz.

¿Qué fue lo mejor de trabajar en esta serie?

El trabajo de imaginación en diferentes momentos: Los espacios de presencia corporal y espiritual junto a los niños y niñas, llenos de magia y creación. En segunda instancia, la mesa de edición, en la que junto a Natalia Peña hacemos una primera escritura de la serie de imágenes, sonidos y materiales. Y luego, a partir de esas posibilidades imaginarias, la reedición y reescritura de las series fotográficas, de acuerdo a nuestras motivaciones artísticas más actuales, introduciendo nuevas materialidades, procurando siempre llevar la imagen al límite. Mitologías Imaginarias no es sólo una serie fotográfica o un proyecto de fotografía, es una idea que se vuelve a escribir continuamente, adoptando los lenguajes y los medios que más se acomoden a las ideas creativas.

¿Cómo analizas el contexto de la pandemia y la afectación al trabajo fotográfico?¿Te afectó directamente?

Ha sido un tiempo complejo a muchos niveles. Pero a la vez, creo que nos ha abierto los ojos y la mente a nuevas posibilidades de investigación y de trabajo, a nuevas formas de permanecer en contacto. Entonces, ha sido una temporada de trabajo intenso, explorando y adaptándome a la realidad que se nos iba planteando semana tras semana. En este tiempo he asistido a clases y conferencias con personas que posiblemente en otros momentos habría sido imposible siquiera soñarlo. Por mi parte he dado charlas y clases, y presentado varias muestras casi sin moverme de mi casa. Increíble. En el caso específico de Mitologías Imaginarias, acabamos de presentar la exposición en el Centro de Fotografía de Montevideo, que podrá ser visitada hasta el mes de febrero en la fotogalería Ciudad Vieja, en la capital de Uruguay.

¿Qué mensaje les darías a los nuevos fotógrafos/fotógrafas y sobre todo a los que trabajan estilos similares al tuyo?

La imagen fotográfica es un fabuloso medio de búsqueda personal y una herramienta de posibilidades conceptuales y discursivas inmensas. En ese sentido, las imágenes que generemos tienen que ser honestas y sensibles. Cuestionemos constantemente el ¿por qué? de nuestras decisiones en idea y en imagen. Creo que este ejercicio de cuestionamiento constante nos lleva a imágenes más honestas, y capaces de establecer conexión más profunda y más sensible con las personas que observan las imágenes que producimos.

“Me interesa establecer diálogos imaginarios con los espectadores de mi trabajo, generar preguntas, acercarme a la memoria personal de quien observa o interviene mis imágenes y mis objetos”

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